Estos primeros tres meses como Reina Nacional de la Revolución Argentina han sido un sueño hecho realidad. Cada evento en el que participé junto a la cohorte nacional me regaló momentos únicos, llenos de emociones y aprendizajes que voy a llevar siempre conmigo.
Quiero agradecer de todo corazón a las personas que están a mi lado en este camino. A mi familia, que es mi motor y mi sostén de cada día. A mi directora, por confiar en mí y darme esta gran oportunidad de portar una corona tan hermosa, que no solo adorna mi cabeza, sino que me recuerda la responsabilidad y el honor de este rol.
Para mí ser Reina no es solamente representar un título, es también llevar en alto la historia de nuestra Revolución y, sobre todo, dar a conocer a cada mujer valiente que fue parte de nuestra independencia. Ellas abrieron camino con coraje y sacrificio, y hoy me inspiran a seguir adelante con fuerza y humildad.
Estoy feliz, agradecida y con muchas ganas de seguir aprendiendo y creciendo en este recorrido. Esta experiencia me enseña cada día que ser Reina es mucho más que una corona: es un compromiso con la historia, con la gente y con mi propio corazón.