Mi camino como “Embajadora Permanente” de la Revolución Argentina
Ser nombrada de manera simbólica como Embajadora Permanente dentro de la organización de la Reina Nacional de la Revolución Argentina marcó un antes y un después en mi vida. Para mí, este título no es un cargo formal, sino una forma de identificar mi compromiso con los valores que deseo representar: transformación, unión y búsqueda constante de un país más justo.
Desde que asumió este rol, lo vivo como una misión personal. Escucho, aprendo y comparto ideas con quienes se encuentran en el camino. Mi propósito es inspirar pequeños cambios diarios: conversar con respeto, apoyar causas que promuevan el crecimiento y mantener viva la esperanza de que cada uno puede aportar algo.
Este título que representa es interior. No tiene oficinas ni protocolos, solo la convicción de que las revoluciones verdaderas comienzan en las personas. Ser parte de esta organización es simbólico me recuerda que todo acto, por pequeño que sea, suma un montón.
Invito a quienes se cruzan con estas palabras a no dejar de creer en el poder de construir algo mejor. La revolución empieza cuando decimos avanzar, incluso despacito, pero siempre hacia adelante.
Muchísimas gracias a los auspiciantes que nos acompañan cada año
