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Lo que aprendí del bullying por Calu Tocci

Lo que aprendí del bullying: mi historia antes de empezar la universidad

Tengo 17 años, y este año escolar que acaba de terminar no fue como los demás. No fue fácil. No fue lindo. En los últimos meses viví una experiencia que jamás pensé que me iba a tocar: el aislamiento. Mis compañeras empezaron a dejarme sola, a no hablarme, a excluirme de grupos, de trabajos, de charlas. Y aunque no hubo gritos ni insultos directos, duele igual. Duele distinto, pero duele profundo.

El silencio también es bullying. La soledad forzada también lo es.

Cuando te dejan sola, aprendés a escucharte

Al principio pensé que había algo mal en mí. Que yo era el problema. Que si me esforzaba un poco más, si hablaba menos o más, si cambiaba algo… tal vez me iban a aceptar otra vez. Pero no funciona así. Nada de lo que hiciera cambiaba el hecho de que me estaban dejando afuera.

Y un día, en medio de esa soledad tan pesada, descubrí algo inesperado: me empecé a escuchar a mí misma. Descubrí qué quería, qué no quería, qué cosas me hacían bien, y quién realmente valía la pena en mi vida.

No me llevé materias. Y me voy a la universidad.

Mientras lidiaba con todo eso, seguí estudiando. Seguimos rindiendo, haciendo trabajos, exámenes… y yo no me llevé ninguna materia. Y eso, aunque parezca simple, para mí fue un logro enorme.

Porque no solo aprobé el año del colegio: me aprobé a mí misma.

Ahora preparo mi ingreso a la universidad, y ese pensamiento me llena de emoción. Porque sé que allá afuera hay un mundo nuevo esperándome, con gente distinta, con otras oportunidades y otros ambientes donde voy a poder crecer sin sentirme menos, sin encogerme, sin justificar quién soy.

Lo que el bullying no pudo quitarme

Mi fuerza
Mi capacidad de seguir
Mis ganas de aprender
Mis sueños
Mi valor

Todo eso sigue conmigo. Intacto. Y hoy lo veo más claro que nunca.

Si estás pasando por algo parecido, quiero decirte esto

No es tu culpa.
No hay nada malo en vos.
Y no estás sola, aunque te hagan sentir así.

A veces, los finales que duelen son también los que abren caminos más grandes. Como este para mí: la universidad, un nuevo comienzo donde puedo reinventarme, elegir mi entorno y rodearme de personas que realmente quieran verme bien.

Cierro el año con una verdad que me acompañará siempre

Ser dejada sola por otras personas no significa que no valgas.
Significa, muchas veces, que estás creciendo más rápido que ellas.

El bullying me lastimó, sí. Pero también me hizo más fuerte, más consciente y más dueña de mi historia. Y hoy, cuando miro hacia adelante, siento algo que hace meses no sentía:

Libertad.

Calu 💜✨.

 

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