Cinco meses con la corona: mi camino como 8va Reina Nacional de la Revolución Argentina
Hace cinco meses recibí una de las mayores alegrías de mi vida: convertirme en la 8va Reina Nacional de la Revolución Argentina. Aún hoy, cuando miro la corona, siento la misma mezcla de orgullo, emoción y responsabilidad que aquella noche inolvidable.
Ser reina no es solo un título; es un compromiso con mis raíces, con la historia que nos formó como pueblo y con la fuerza de nuestra identidad. En cada viaje, acto y encuentro, llevo conmigo la voz de quienes creen en la tradición, en la cultura y en la revolución que marcó nuestra patria.
Estos meses me enseñaron a valorar más que nunca la unión de las comunidades, la importancia de representar con respeto y la satisfacción de sembrar un mensaje que inspire a otros. También crecí como mujer: más segura, más consciente y más agradecida.
Hoy sigo caminando este camino con el corazón abierto, soñando con lo que vendrá y honrando el lugar que me dieron. Ser la 8va Reina Nacional es un honor que guardo en el alma y que celebro cada día. Muchas gracias a los auspociantes que nos acompañan.
